Esos momentos bien quedaron grabados en mí aquel día.
Mi primer jueves de corpus, si bien es cierto que ya había tenido la suerte inmensa de poder pasear al santísimo en su festividad de la octava, fue un día inolvidable. Ese día se empieza a vivir una semana antes cuando uno ya empieza a preparar su blanco uniforme de trabajo, cuida minuciosamente que ese costal blanco reluzca mas que nunca, que esa camiseta sacramental este perfectamente planchada y que esos pantalones junto a esas zapatillas estén en perfecto estado de presentación para así no dar la nota, que alguno que otro siempre la da.
El camino que separa tu casa del sitio de la igualá lo recorres con tranquilidad, ese día no se te pegan las sabanas, saltas de la cama cinco minutos antes porque en tu interior hay cierto nerviosismo, hay algo que te dice que hoy eres mas Sacramental que nunca y eso, querido amigo no pasa inadvertido. El paseo triunfal, el recorrido de los diversos altares, encontrarte a algún afortunado que ese día también tendrá la gloria de pasear al Señor, son momentos únicos que trato de saborear porque gracias a la bondad del Maestro se que hasta que no pasen unos años no podré sentirlo tan cerca, porque todos tienen que sentir lo que se siente siendo Sacramental.
En la igualá se mezcla el nerviosismo con la tranquilidad, el debutante con el veterano, el que está ya dentro y el que aspira entrar a última hora...todos con su trabajo bien reliado bajo su brazo, todos pendientes a la igualá y restandole los segundos al reloj, falta menos, la foto de grupo y las ultimas recomendaciones del Maestro...todo esta listo, la ciudad espera al Señor, tu has de ser un buen profesional y cumplir con esa cita, nada puede salir mal, el Señor esta cerca tuya, hay cobertura directa con El, es el Día del Señor.
Un abrazo y hasta pronto, el año que viene si Dios quiere volveré a vivir con ustedes esa vivencia única e incomparable. GRACIAS.
Esos momentos bien quedaron grabados en mí aquel día.
ResponderEliminarMi primer jueves de corpus, si bien es cierto que ya había tenido la suerte inmensa de poder pasear al santísimo en su festividad de la octava, fue un día inolvidable. Ese día se empieza a vivir una semana antes cuando uno ya empieza a preparar su blanco uniforme de trabajo, cuida minuciosamente que ese costal blanco reluzca mas que nunca, que esa camiseta sacramental este perfectamente planchada y que esos pantalones junto a esas zapatillas estén en perfecto estado de presentación para así no dar la nota, que alguno que otro siempre la da.
El camino que separa tu casa del sitio de la igualá lo recorres con tranquilidad, ese día no se te pegan las sabanas, saltas de la cama cinco minutos antes porque en tu interior hay cierto nerviosismo, hay algo que te dice que hoy eres mas Sacramental que nunca y eso, querido amigo no pasa inadvertido. El paseo triunfal, el recorrido de los diversos altares, encontrarte a algún afortunado que ese día también tendrá la gloria de pasear al Señor, son momentos únicos que trato de saborear porque gracias a la bondad del Maestro se que hasta que no pasen unos años no podré sentirlo tan cerca, porque todos tienen que sentir lo que se siente siendo Sacramental.
En la igualá se mezcla el nerviosismo con la tranquilidad, el debutante con el veterano, el que está ya dentro y el que aspira entrar a última hora...todos con su trabajo bien reliado bajo su brazo, todos pendientes a la igualá y restandole los segundos al reloj, falta menos, la foto de grupo y las ultimas recomendaciones del Maestro...todo esta listo, la ciudad espera al Señor, tu has de ser un buen profesional y cumplir con esa cita, nada puede salir mal, el Señor esta cerca tuya, hay cobertura directa con El, es el Día del Señor.
Un abrazo y hasta pronto, el año que viene si Dios quiere volveré a vivir con ustedes esa vivencia única e incomparable. GRACIAS.
VALENZUELA